Desgraciadamente,
se va a perder una de las mejores oportunidades que la ciudadanía ha tenido en
las últimas décadas para mejorar eso que llamamos “Estado” y que, desde hace un
par de décadas, y de manera clandestina, está siendo transformado en un circo: fiesta
y distracción para los más, y un botín irrenunciable para los menos. Y que me
perdone el mundo circense por asimilarles a los ladrones psicópatas que nos
están engañando para robarnos todo lo que pueden, y que quieren seguir robándonos
más. Más todavía…
Podemos asomó por
sorpresa y, de manera inmediata, se convirtió en el esperado Mesías, el
salvador de la ciudadanía, el campeón de la justicia, el látigo de los malos.
Cuando todo parecía perdido apareció la llama de la esperanza en forma de un
discurso que hablaba alto y claro, denunciaba el saqueo al estado, y proyectaba
la esperanza de un estado por y para los ciudadanos.
El statu quo, confiado, no sólo tardó en
reaccionar sino que lo hizo –y todavía lo hace- rematadamente mal. El argumentario
sigue siendo torpe, y los voceros que pone en primera línea en los medios de
comunicación se muestran igualmente torpes e incapaces en sus intervenciones.
El statu quo fue cogido por sorpresa,
no se esperaba semejante apoyo popular a los indeseables antisistema nacidos el
15-M. Y no están preparados ni para combatir los argumentos sólidos de Podemos, ni para defender los desmanes de su avaricia.
Tras su
irrupción en el sorprendido mundo político,
Podemos inicia un “rally alcista” que los malos no solamente son incapaces
de parar sino que, sorprendentemente, todos los intentos en esa dirección no
hacen sino alimentar a la bestia.
Y, sin
embargo, unos pocos meses más tarde, el globo parece deshincharse.
Pero no
por los aciertos de los malos, sino por los errores y las limitaciones de los
líderes de esta rebelión ciudadana.
La realidad es que los protagonistas de Podemos está siendo incapaces de
conectar con los votantes naturales que deberían llevarles a los cielos, y las
encuestas no hacen sino confirmar su descenso hacia el desgraciado anonimato.
Y dada la
trascendencia que va a tener para esta formación política -y para la ciudadanía-
las consecuencias de esa incapacidad para aprovechar su momento, la que va a
ser su primera y única oportunidad para hacer algo “por la patria”, queremos
hacer un breve análisis de los motivos o, mejor dicho, de los errores que han
cometido y se siguen cometiendo desde esa formación:
1.
No son capaces de superar la etapa “crítica”.
Cuando Podemos
irrumpe lo hace con una crítica dirigida a la clase política, “la casta”. El
discurso es brillante, los argumentos incontestables, y la aceptación del
discurso entre la ciudadanía descontenta es general.
Podemos
“arrasa”.
Sin embargo, meses más tarde el discurso no cambia,
y las críticas a la clase política cansan por recurrentes (no por injustas,
inconvenientes, o poco convincentes).
Y es que para gobernar hay que hacer propuestas. No
se gobierna desde la crítica, sino desde la inteligencia, la creatividad y el
coraje.
Al menos, eso es lo que se espera -o esperaba- de
Podemos.
Una vez completada “la fase crítica”, su
presentación en sociedad, se esperaba el comienzo de “la etapa de la
construcción”, en la que Podemos debía
dar la gran lección magistral de buen gobierno: de enfrentamiento inteligente a
la avariciosa élite económica, de presentación de propuestas innovadoras
capaces de transformar la sociedad española, de otorgar –por primera vez en la
historia- el poder a la ciudadanía, de hacer partícipe al ciudadano en las
decisiones del estado, y de desarrollar el país de manera inteligente. Se
esperaba, en resumen, las propuestas de Podemos
para crear una sociedad modélica en el panorama internacional (bueno… a ver…
todo esto si se lo permitieran, claro, y mucho me temo que los malos no
estarían por la labor; para los incrédulos, véase los casos cubano, chileno,
venezolano, boliviano, ecuatoriano, etc., etc., etc.).
Pero Podemos
“se quema” con las críticas, y las propuestas son escasas, confusas y, en
ocasiones, contradictorias. Podemos no se esfuerza por presentar y defender sus
propuestas. ¿Es que acaso no las tiene?
¿Es Podemos una opción seria y
real de gobierno?
Ellos siguen con la crítica a la actual clase
política, no remontan, y no parece ser su estrategia el mostrarse como potenciales
gobernantes sólidos.
¿No es increíble semejante torpeza?
Y así comienza la desconfianza de los ciudadanos
hacia la capacidad de gobierno de Podemos,
y su consecuente caída en las encuestas que miden la intención de voto
ciudadana en las próximas elecciones generales.
Y
es que una cosa es criticar desde las aulas, y otra bien distinta es sentarse
en La Moncloa.
2.
Tienen serios problemas de comunicación
¿Sorprende
esta afirmación? (referida a los supuestos campeones de la comunicación).
No
debería. Porque una cosa es el mejor o peor manejo de las técnicas y
herramientas para acceder a las denominadas “redes sociales”, y otra cosa bien
distinta es el contenido del mensaje.
Al
principio todo fue bien, y el mensaje -las críticas- llegaba y calaba en el
ciudadano.
Pero
hay cosas que no van bien y surge la duda de que, incluso, las estén
contemplando:
-
¿Acaso todos sus potenciales votantes están
involucrados en las redes sociales? ¿O es que sólo pretenden el voto de las
nuevas generaciones? ¿Quieren así acceder a La Moncloa?
-
Sus manifestaciones son, con frecuencia,
contundentes y argumentadas; pero también dejan un poso de prepotencia (lógico
y normal, porque su grado de preparación es muy superior al de la gran mayoría
de sus oponentes) que se rechaza y aleja a muchos potenciales votantes.
- Pablo
Iglesias sigue empeñado en aparecer “chistoso” en sus comparecencias públicas,
pero él no es Monedero. Él es Pablo, y entre sus virtudes no está la gracia. Ni
falta que le hace.
-
Pablo sigue frunciendo el ceño, chasqueando la
lengua, empeñado en sus recurrentes críticas, utilizando el mismo tono irónico,
y manteniendo las distancias intelectuales.
-
Son un círculo autosuficiente, cerrado, e
inasequible. Al menos eso es lo que transmiten. Son un grupo de amigos que,
fundamentalmente, se conocieron en el entorno universitario, y que se saben
capaces. Y ese grupo parece que “se reserva el derecho de admisión”.
Pablo, Juan Carlos, Iñigo, Carolina, el otro Pablo,
Rafa, Miguel, Teresa… y poco más. Son un grupo compacto, pero también
impermeable.
¿Y la participación de los demás? ¿O es que esa
participación es sólo “cuando toca”?
¡Ah!, ¿Qué eso no es así? Bueno, en el mejor de los
casos, no se trata de lo que es, sino de lo que parece.
3.
Son una élite intelectual
Se
muestran como un selecto grupo de intelectuales que llevan muy a gala su
calidad de docentes en la universidad.
Todo
indica que Podemos conecta
perfectamente con “la intelectualidad”, pero no con quien debería ser su “target”, el que le ha de llevar a
gobernar España: el ciudadano de a pie. El mensaje de Podemos, el argumentario, no es fácil de asimilar por personas que
no posean una formación y una capacidad de reflexión mínima, lo que no deja
claro si están identificando correctamente a sus potenciales votantes.
Y,
sin embargo, la torpe y cutre argumentación de “la casta” parece que sí conecta
con la ciudadanía y, por incomprensible que parezca, suben en intención de
voto. Todo indica que la genial idea “Hacemos lo que tenemos que hacer” arrasa
en las entendederas de la ciudadanía, y este pequeño detalle se le está
escapando a Podemos, que no es capaz
de ver e interpretar este absurdo –pero real- fenómeno.
Mientras
Podemos no conecte con el ciudadano
sencillo, no tendrá la más mínima opción.
4.
El asunto IU
Por
más que la historia de IU y sus mediocres resultados históricos (a lo que hay
que sumar el preocupante resultado obtenido, al contrario que Podemos, en las últimas elecciones
europeas) legitime la estrategia de Podemos
con respecto a IU, la actitud mostrada hacia la izquierda tradicional no ha
sido ni generosa, ni justa, ni adecuada. La prepotencia mostrada por Pablo
Iglesias y por Podemos en general en
una no-existente negociación con esta formación política, le pasará factura a Podemos tarde o temprano.
Ni
IU ni Alberto Garzón se merecían semejante desplante.
Y
está por ver (o quizás, desgraciadamente, ya se esté viendo…) que la estrategia
seguida por Podemos haya sido la adecuada.
Es
imposible luchar con una derecha unida desde una izquierda fragmentada, cuando
no enfrentada.
Independientemente
de que IU obtenga lo que ha cultivado durante los años de su existencia, su
honestidad no merece el tratamiento que le ha deparado Podemos, quien ha perdido una magnífica oportunidad de unir a una
gran parte de izquierda, y poder asediar la supuesta “izquierdidad” del PSOE.
Y
si la estrategia de Podemos es
esperar la caída de IU como fruta madura, es mejor que se siente a esperar y no
descarte que en un futuro no muy lejano IU le ponga el intermitente y le pase
por la izquierda.
Pero
esto no está en los cálculos de Podemos.
¿A que no?
5.
El funcionamiento interno de Podemos
Podemos es un movimiento asambleísta y
participativo.
Suena bien.
Pero… ¿cuál es la realidad de esta forma de
funcionamiento?
No quiero entrar en la dificultad o imposibilidad de
construir algo entre muchos.
La idea de que entre miles de personas se redacta un
texto suena a música celestial.
El hecho es que el grupo que actualmente lidera Podemos ha recibido severas críticas internas
por una supuesta falta de funcionamiento democrático.
Tampoco quiero entrar en qué es el “funcionamiento
democrático”, pero la credibilidad del actual funcionamiento interno de Podemos es, cuanto menos, cuestionable.
Posiblemente, los
procedimientos de trabajo de los partidos tradicionales sean muy
mejorables, pero no consigo ver una infraestructura política cohesionada y
consistente a través del funcionamiento independiente de los círculos de Podemos. Se fundamenta en la buena
voluntad, en eso que no se cansan de llamar –y ya aburre un poquito- “el ADN de
Podemos”. Y eso -lo siento, señores- no es garantía de nada.
Si esto no cambia, no habrá un Podemos, sino cientos de Podemos.
Y en las próximas elecciones municipales, la cúpula
de Podemos seguirá sin atreverse a
presentarse a dichos comicios porque ni ellos mismos creen en la coherencia de
su “infraestructura”.
¿Por qué, si no, han descartado presentarse en las
últimas elecciones municipales?
¿Quién se atreve a confiar en la coherencia de una
candidatura de un círculo de Podemos
en cualquier rincón de España, en total desconexión jerárquica, ni siquiera informativa,
con la cúpula del partido?
Es posible que Podemos
no tenga la necesidad de defenderse, al contrario que otros partidos, de un
supuesto nepotismo institucional, pero no parecen estar a salvo del asalto, en
cada uno de sus círculos, por parte de buscavidas que ven en la política una
buena manera de lucrarse. Y lo saben.
En 2015 decidieron meter la cabeza debajo del ala y
decidieron renunciar a presentarse a las elecciones municipales con la “marca
Podemos”.
Ellos mismos renunciaron y dieron instrucciones a
los círculos para que no se presentaran a los comicios con la marca Podemos.
Pero la argumentación para tal decisión no encaraba
el problema de la independencia de los círculos y su imposible confiabilidad
para presentarse con la etiqueta Podemos.
Y mientras esto no se encare, será imposible que Podemos presente las actuales 8.122 posibles
candidaturas, una por cada municipio existente en este país, con un mínimo de garantía.
Dado que Podemos
se constituyó unos pocos meses antes de esos comicios, se aceptó –a regañadientes-
que no se presentarían en las últimas elecciones pero… ¿qué van a hacer en las
próximas dentro de cuatro años?
Una nueva renuncia a presentarse a las elecciones
probablemente significaría el fin de Podemos
como opción política real.
Pero… ¿es posible/factible confiar en que las 8.122
candidaturas, supuestamente independientes, sean respaldadas por la marca Podemos y se comporten como tal?
De momento la dirección –ya no sé cómo llamarla- de Podemos no está encarando este asunto
que, tarde o temprano, tendrán que abordar.
La independencia de los círculos y la ausencia de
dependencia jerárquica con una especie de comité central ejecutivo suena bien,
pero está por ver si eso es una opción real.
Lo
que no es aceptable, en ningún caso, es una nueva renuncia de “la marca Podemos”
a las próximas elecciones municipales.
6.
El incomprensible “escaparate” madrileño
Este
asunto es el que me resulta más incomprensible de todos, en el que han
demostrado, si no ceguera política, sí al menos una miopía que genera enormes
dudas en cuanto a sus capacidades de gobierno y de lidiar con problemas
complejos y que, a mi juicio, es una de las principales razones del descenso de
Podemos en la intención de voto entre
la ciudadanía.
El
caso es que una vez obtenido un magnífico resultado en las elecciones
municipales, y que una negociación con el PSOE les otorga el gobierno del Ayuntamiento
de Madrid, a meses vista de las elecciones generales, y ante la fabulosa oportunidad
de configurar el gobierno del municipio madrileño (que no es cualquier
municipio) y mostrar y hacer un alarde ante los electores de las capacidades
reales de gobierno de Podemos (inciertas
para algunos, dudosas para otros), teniendo la oportunidad de demostrar que
tienen una plantilla poderosa capaz de jugar en primera división... de manera
incomprensible… configuran un gobierno en el que alguno de sus miembros son, cuanto
menos, cuestionables, con escasa –o nula en muchos casos- experiencia en la
gestión de nada, y algunos de ellos “sospechosos” de un pasado okupa.
No
es que ser okupa sea algo necesariamente malo, ni que ser inexperto invalida a las
personas. No, no es eso.
Es
que estamos hablando de Política (con mayúsculas) y de expectativas, tanto
ciudadanas como institucionales, y a estas alturas Podemos ya debería saber que juega con hándicap, que va a ser
investigado con lupa, y que no puede cometer errores. No es por cuestionar la
valía de esas personas sino que, al menos, debería evitar cualquier atisbo de
duda y la correspondiente y segura crítica de las acechantes e indignas plumas de
los medios de des-información, siempre al servicio del statu quo.
El
caso es que la configuración de ese gobierno ha generado una enorme
desconfianza entre el electorado en cuanto a la decisión de otorgar a Podemos la confianza de gobernar este
país.
La
estrategia de Podemos en esta
cuestión no sólo resulta incomprensible, sino que deja un poso de inexperiencia
– ¿o de provocación?- que obliga a reflexionar al más acérrimo y ferviente creyente.
¿Todavía
no se han enterado de a qué están jugando?
¿Acaso
creen que están representando una teleserie?
A modo de resumen, Podemos está cometiendo demasiados
errores, algunos de ellos básicos, y la principal consecuencia es la
desconfianza de la ciudadanía y la más que probable pérdida de la que va a ser
su primera y única oportunidad de hacer algo grande.
Si
no lo consiguen en Noviembre en las próximas elecciones generales, ya no habrá
más oportunidades.
Y
deberían reflexionar en muchos aspectos, pero entre todos ellos destaca uno: el
estúpido y simplón eslogan “Hacemos lo que tenemos que hacer” del muy mediocre Mariano les está
machacando, y eso merece una reflexión y una autocrítica muy importante.
abap