La
irrupción del colectivo y/o partido político “Podemos” en las últimas
elecciones europeas ha cogido por sorpresa al arco político español, sorpresa
que no se entiende muy bien habida cuenta del concienzudo puteo aplicado al
ciudadano desde 2011, para el impune beneficio de los de siempre.
Las
reacciones de los partidos han sido desiguales: el PP no sólo piensa que esto
no va con ellos sino que, más aun, cree que esta situación les podría resultar
beneficiosa para sus intereses electorales; partidos como IU, UPyD, o Ciudadanos no terminan de superar la parálisis y el
desconcierto; y el PSOE parece que ha sido el primero en darse cuenta de que
esto no es una broma, y reaccionó de manera fulgurante en un intento de lavar
la cara a su desgastado -y ya poco creíble- partido.
¿Y el sistema? (el establishment, los-que-mandan, ...).
Pues
parece que le han visto las orejas al lobo.
Pero
esta panda de arrogantes psicópatas no se deja amedrentar por cuatro
jovenzuelos indocumentados. Y han reaccionado. A su estilo. Por lo pronto, han
sacado a sus mejores (mejores, que no buenos) espadas que mantienen en nómina
(periodistas de supuesto postín, personalidades de ¿reconocida? solvencia, supuestos
intelectuales, tertulias televisivas de recurrente formato y escasa
credibilidad, catedráticos, abrazafarolas, ex presidentes de gobierno, etc.,
etc., todos ellos con muuuuuchas ganas de agradar) a lanzar infamias, mentiras
y falsedades cuando no insultos, argumentos tan ingenuos como falaces y poco
creíbles, etc., etc., en un intento inútil de frenar esa marea inevitable que
ellos mismos han provocado por los excesos cometidos contra los ciudadanos,
supuestos poseedores de la soberanía nacional en el teatro que ellos han
organizado y al que no se cansan de llamar “democracia”.
Y todo esto motivado por unos “chicos antisistema y
violentos”, que sólo obtuvieron… ¡5 eurodiputados!, 5 míseros diputados de
entre todo el universo de paniaguados en esa amañada lotería que denominan
“elecciones democráticas”.
¿Qué
pasó cuateeee?
Y
es que, sin querer verlo, lo han visto: esto no va a terminar aquí.
Por su parte, los partidos oficialistas siguen sin
querer entender que, en realidad, los auténticos antisistema son ellos, esos
que exhiben una cara simpática durante 1 mes cada cuatro años, para,
inmediatamente, dar la espalda y traicionar por treinta monedas de plata al
ciudadano que les eligió, justo al día siguiente de las votaciones para
proceder, a continuación, a agasajar y enriquecer a sus superiores (el poder
real, ese IBEX35 que aglutina y controla “la creme de la creme” de la riqueza
española, o ese Dow Jones, que hace lo propio a nivel planetario), a costa de
los sufridos ciudadanos que les eligieron. Absurdo, ¿no?
(¡Es
la democracia, tonto!)
Y
se atreven a tildar, sin sonrojarse, de “antisistema” a aquellos que defienden
una democracia de verdad al servicio del ciudadano, que responda a las
necesidades del ciudadano, y que ya no admiten esa gran mentira bien urdida, ese
engañabobos, ese teatro de variedades en el que, finalmente, han convertido
aquello que un día se llamó “La transición española”, tan manida como
manipulada por esos psicópatas (y no me refiero a los mediocres, egoístas,
inmorales, inútiles, inoperantes y traidores políticos, sino a sus superiores, los
que verdaderamente mandan), que sólo se preocupan de sus propios intereses,
ajenos al bienestar ciudadano, y a los que realmente les importa un bledo tanto
España como los españoles.
(Cabría preguntarse, ¿entonces… qué demonios
representa eso que llamamos España, a quién le importa?
Bueno, eso es otro asunto que trataremos otro día
pero, de manera simple y a modo de adelanto, podríamos imaginarnos que España
es como una vaca que da mucha leche. E imagina, asimismo, que tú ya no posees
ni la granja ni la empresa de transformados lácteos.
¿Lo
cazas?)
Es tal la incapacidad para reconocer sus propios
errores que no me queda más remedio que citar textualmente las palabras de una
vicepresidenta y portavoz de su gobierno (cuyo nombre no voy a desvelar para no
avergonzarla) que, en su intervención en los cursos de verano que en este año 2014
organizó en El Escorial su partido (cuyas siglas no voy a descubrir, para no
dejarle en evidencia), dijo:
“Hay
partidos que dicen lo que los ciudadanos quieren oír”.
¡Coño,
claro!..., ¿cómo no me he dado cuenta antes?
Y es que, efectivamente, hay partidos desaprensivos
que tienen la perversa costumbre de hablar acerca de lo que interesa a los
ciudadanos.
¡Cabrones…!
Y no como los otros, que hablan y discuten de asuntos
que al ciudadano le importan un pimiento.
¡Benditos…!
Así lo dijo.
Ella solita.
Con dos cojones…
abap
(Se
me olvidaba: #niPPniPSOE)
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